La próxima visita del presidente chino Xi Jinping a la Unión Europea marca un momento significativo en las relaciones internacionales, ya que se produce en un momento en que Europa está profundamente dividida en su postura hacia la creciente rivalidad política entre Washington y Beijing. Esta visita, la primera de Xi al continente desde 2019, se da en medio de crecientes tensiones por disputas comerciales, acusaciones de espionaje y el firme apoyo de China a Rusia en medio de sus propias relaciones conflictivas con Occidente. El viaje subraya la intención de Beijing de solidificar su influencia económica y política en Europa, presentándose como una alternativa lucrativa a los Estados Unidos en medio del juego geopolítico en curso.
El dilema de Europa se ve complicado por desacuerdos internos sobre cómo abordar la creciente dominancia de China en tecnología verde, que algunos ven como una oportunidad económica, mientras que otros la perciben como una amenaza para la seguridad y autonomía del continente. La dependencia de la UE de Washington para la seguridad añade otra capa de complejidad a su relación con Beijing, haciendo que el equilibrio entre intereses económicos y alianzas geopolíticas sea más desafiante.
La misión de Xi parece tener dos objetivos: abrir una brecha entre Europa y los Estados Unidos capitalizando estas divisiones, y posicionar a China como un socio económico indispensable para el futuro. De esta maner…
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